Rigel en Inglaterra

domingo, febrero 03, 2008

La visita a Finlandia

Hace tres semanas fui de visita a las oficinas de AMD en Finlandia donde trabajan la mayoría de mis compañeros de equipo. Quería haber hablado de esto antes pero me vine del viaje con una gripe/catarro malo y no me sentía con fuerzas.

Con la gripe superada gracias al Jabugo -- la fiebre bajó de 38,1ºC a 36,6ºC en una noche -- me dispongo a compartir la experiencia.

Empezó por la mañana temprano en el aeropuerto internacional de Heathrow, cerca de Londres. Había quedado con mi jefe, a quien nunca había visto en persona, de encontrarnos en una tiendecita duty free de Swarovski. Llegué antes de la hora prevista y como no lo veía abrí los ojos y lo busqué por los alrededores. Di con él, adormilado, en un café cercano.

Mi jefe, Benj, es algo más alto que yo, tiene el pelo negro, ojos azules, gafitas rectangulares y una sonrisa imperturbable. Cuando hablas con él un rato te das cuenta de que no se comporta como el informático estereotipo. Tiene un lenguaje corporal distendido, es abierto y habla con cierta suavidad. De vez en cuando te mira por encima de las gafas con una sonrisa cómplice. Es muy inteligente y lo acepta con naturalidad, sin falsa modestia. Disfruté mucho hablando con él durante el viaje. Me pareció un tipo genuino que dice claramente lo que piensa y lo que quiere.

Justo antes de coger el avión, que salió con retraso, pasamos al lado de una pila de periódicos finlandeses gratuitos. Ambos cogimos un ejemplar con curiosidad por saber más sobre la gente del lugar. Leyéndolo recibí mi primer choque cultural: había un artículo que explicaba que había cierta evidencia científica de que la costumbre tradicional (!) finlandesa de dejar a los bebés durmiendo la siesta a la intemperie era beneficiosa para su salud. Los ingenieros finlandeses confirmaron que en efecto es una práctica muy común. Al parecer algunos padres consideran que una temperatura inferior a los -15ºC es excesiva para los bebés, pero otros afirman que no hay tal límite y los dejan fuera haga el frío que haga. A eso se le llama evolución en acción. También me han contado que por debajo de esa temperatura cancelan los partidos de fútbol.

Durante el viaje de dos horas y media disfruté de la sabiduría y paz interior de Christine, una australiana de unos sesenta años. Conocer gente aleatoria es una de las cosas que hacen que me guste viajar en avión. Eso y las azafatas de Japan Airlines.

Antes de volar allí estuve informándome un poco para estimar la probabilidad de ver auroras boreales. Helsinki en el extremo sur de Finlandia, por lo que casi no tenía esperanzas de poder verlas. ¡Qué ingenuo! El problema no es la latitud, es que en el invierno finlandés el cielo es una eterna nube gris sin principio ni fin.

Literalmente no sé si el cielo allí es azul o no. Nunca pude verlo. La nube pasaba de negra a gris oscuro lentamente a eso de las ocho de la mañana. A las once aproximadamente alcanzaba el gris más claro y a partir de entonces se oscurecía lentamente hasta volverse negra de nuevo antes de las cuatro de la tarde. A eso le llaman "amanecer" y "anochecer". Me comentaron que este año ha sido particularmente duro porque las temperaturas han sido inusualmente altas. ¿Tanto les gusta pasar frío que cuando sólo están ligeramente por debajo los cero grados se quejan? No es eso, es que si no hace frío la nieve se derrite y el paisaje es más oscuro. La nieve refleja mucho la luz y ayuda a que el invierno no sea tan triste.

Para compensar la dureza del exterior los finlandeses prestan mucha atención a que los interiores sean confortables. Allí las inmobiliarias no te aclaran si una casa tiene dobles ventanas porque se dan por supuestas. De hecho es común la triple ventana, algo que ni sabía que existiese.

Otra forma de superar el frío son las saunas. Antes de ir allí tenía la imagen de las saunas como lugares llenos de vapor, donde la gente va con su toalla a la cintura pensando que sudar ayuda a liberar toxinas.

Las saunas finlandesas son diferentes. Son una parte tan fundamental de su cultura que incluso en tiempos de guerra el ejército monta saunas transportables allí donde va. Para que os hagáis una idea, las oficinas de AMD tienen una sauna con capacidad para 20-30 personas. En un país con cinco millones de habitantes hay dos millones de saunas. La sauna es para un finlandés tan fundamental como el aceite de oliva para un español.

El jefe de mi jefe, Marko, quería ofrecernos a Benj y a mí una auténtica sesión de sauna finlandesa. Pasó cosa de media hora llamando por teléfono tratando de encontrar una sauna que estuviera cercana a un lago congelado. Allí la forma definitiva de disfrutar es serrar un agujero en el hielo de un lago congelado, ir a la sauna y tras pasar un rato allí, salir, revolcarse un poco por la nieve y saltar desnudo al agua helada, con trocitos de hielo flotando para mayor placer. Tras el chapuzón vuelven a la sauna y repiten el ciclo tres o cuatro veces.

Como dije antes este invierno ha sido especialmente cálido y no había ningún lago congelado próximo. Tuvimos que conformarnos con pasar la tarde en la bolera. Tras el juego de bolos pasamos a la sauna. ¿Os sorprende que una bolera tenga sauna? Para qué engañaros, a mí también me sorprendió.

En Finlandia no van a la sauna con toalla, a menos que seas un guiri. Así que entramos en la sauna tres compañeros a los que acababa de conocer, mi jefe, el jefe de mi jefe y yo en pelota picada. Casi no fue embarazoso.

Como estaban con guiris se moderaron con la temperatura. Empezamos a unos 50ºC. En medio de la sauna había una estufa con unas piedras sobre ella. De vez en cuando Marko echaba cazos de agua sobre las piedras, que burbujeaban y soltaban pequeñas nubes de vapor. A pesar de ello el calor es principalmente seco. Cuando te llega el frente de vapor se siente como cuando estás demasiado cerca de una hoguera y te quema un poco. Poco a poco la temperatura fue subiendo hasta unos 80ºC, que en términos finlandeses es moderada. Para entonces la sauna estaba cubierta por el agradable olor de la madera, similar a cuando cortas madera con una sierra circular y se quema un poco por la fricción.

Al cabo de un cuarto de hora o así salimos. Cuando digo salimos no me refiero a salir de la sauna, sino salir a la puta calle (ahora con toalla a la cintura, eso sí). Era de noche pero la temperatura era bastante alta, unos 5ºC. Marko caminó un poco y encontró un charco congelado. Benj no se amilanó y fue allí a romper el hielo con los pies y sentir los pinchazos. A mí me llegó con el hielo que había en las escaleras, que me estaba haciendo ver las estrellas.

Al cabo de unos minutos volvimos a la sauna y repetimos el ciclo tres veces. Ahora entiendo por qué mezclan el calor con el frío: primero necesitas el calor de la sauna para poder soportar el frío, pero la experiencia que realmente se disfruta es pasar del frío a la sauna. No sé cómo describir la sensación que produce en la piel. Sientes como unas ligeras contracciones y un hormigueo muy relajante. Definitivamente lo recomiendo.

Un consejo importante: antes de entrar a la sauna date una ducha y asegúrate de tener el pelo y el cuerpo mojados. Es esa capa de agua la que te protege al evaporarse y hace que aguantes los 80ºC de la sauna. También es recomendable sentarse al principio en los asientos de abajo porque hace menos calor (aunque la sauna donde estuve era pequeñita y no había).

Una última información para turistas potenciales: en Finlandia todo dios habla inglés. Desde los taxistas a los camareros en cualquier pub.

2 Comments:

  • Tremendas as saunas finlandesas! Lembro o par de semanas da miña última estadía en Helsinki que era xenial meterse na sauna despois dun duro día de traballo. Unha hora alí e saías como novo.

    Sobre comida non comentas nada, pero se volves, recoméndoche un restaurante que se chama "Salve" onde poderás desfrutar de boa comida, pero o mellor de todo son os postres, entre os cales teñen un exquisito xelado de vainilla con mora ártica que quita o sentido, ou incluso queixo lapón fritido.

    De todos os xeitos, os nórdicos non son tan limpos como din e incluso noteu certos tufos a mexo nas rúas céntricas preto de Rautatientori ou Kamppi, motivadas obviamente polo amor dos finlandeses ao etanol, que comezan a desfrutar ás cinco da tarde. Iso si, recoméndoche o Salmiaki Koskenkorva, que é vodka finlandés con pastillas de odioso regaliz (se o comes por separado, pero que fan que poidas beber todo o vodka que queiras sen te decatar e pillar un colocón de carallo como te descoides unha migalla).

    E visitaches Tallin? Ten unha zona vella máis chula que a de Helsinki, e os prezos teño que dicir que son bastante mellores que en Helsinki, o que motiva que os nativos volvan no ferry cargados de caixas de alcol, sen contar o que xa levan no corpo.

    En definitiva, que Helsinki está ben, teño amigos, pero non o cambio por Stuttgart...

    By Anonymous Anónimo, at 1:53 p. m.  

  • Por certo, o comentario anterior era meu, como supoño que adiviñaches polo idioma e polas referencias culinarias :-)

    By Anonymous Anónimo, at 1:53 p. m.  

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