Rigel en Inglaterra

sábado, septiembre 27, 2008

Estoy de vuelta en Toronto

Tras una semana agotadora he vuelto a casa. La rutina diaria ha sido clara:
  • 7:00-7:30: Despegar las legañas y darse una ducha.
  • 8:00: bajar a la sala de reuniones y arramplar con el café, la fruta y los croissants.
  • 8:30: Empieza la reunión. Discutir sobre cosas friqui, limitado por las directrices que nos han dado los jefes antes de venir aquí y con libertad sólo para dar tu opinión personal en otras áreas.
  • 12:30: Pausa de una hora para comer. El buffet del hotel tiene días mejores y peores, aunque en general está muy bien en mi opinión. Durante la comida aprovechas para charlar con ingenieros de otras empresas, para conocer su opinión personal sobre algunos asuntos. La palabra clave es "personal", porque durante las reuniones lo que se oye es la postura oficial de la empresa.
  • 13:30: de vuelta a las reuniones. Por la tarde la gente tiene menos energía para discutir.
  • 18:00-18:30: ¡Acabamos por hoy! Ah, no, espera. Ahora toca lo más importante: hablar con clientes y potenciales clientes para saber qué es lo que quieren ellos. Lo último que deseas durante las reuniones oficiales es proponer algo que disguste a un cliente. Aquí es donde se reciben las mayores presiones, amenazas veladas y momentos "El Padrino".
  • 19:00-19:30: Sales del hotel con otros ingenieros en busca de un restaurante para cenar. Con un poco de suerte has quedado con gente que ha estado en reuniones distintas a la tuya, de modo que la conversación será principalmente informal y relajada. Si alguien comenta que McCain es un buen candidato le fries durante media hora. No estaba en mi plan pero me hervía la sangre y no pude evitarlo. Tras la cena te das una vuelta paseando por Montreal, que es digno de verse.
  • 22:00-23:00: Vuelves al hotel. Estás hecho polvo pero no puedes dormir por el agotamiento y el exceso de cafeína. Internet no funciona.
Lo mejor sin duda fueron los paseos por Montreal y la comida de clara influencia francesa. Recomiendo visitarlo a principios o finales del verano. Por unos $40 por persona más el precio del vino puedes disfrutar de una cena excelente.