Rigel en Inglaterra

sábado, mayo 09, 2009

Por qué no deberías estar tan seguro de tu dios

En esta entrada intentaré explicar el razonamiento que me parece más efectivo en sembrar la semilla de la duda en un creyente. Es sencillo, no se limitan al cristianismo y quiero dejarlo por escrito como referencia en el futuro. No se basa en ideas originales, pero que yo recuerde nunca las he visto escritas y enlazadas de esta manera.

El razonamiento comienza así: los niños criados por cristianos tienden a ser cristianos de adultos; igualmente, los niños criados por hindúes tienden a ser hindúes de adultos. Según un estudio que se realizó hace unos años en Gran Bretaña, once de cada doce personas continúan la religión de sus padres, y este hecho no depende de la religión en particular profesen los padres. Dicho de otro modo: la gran mayoría de la gente no elige su religión sino que la hereda de sus progenitores.

¿Cómo puedes estar tan seguro de que la religión de tus padres es la única verdadera y todas las demás están equivocadas? De haber nacido en otra familia entonces casi con certeza seguirías una religión distinta. Por tanto, en el instante en el que defiendas tu opinión basándote no en hechos sino en tu fe estás admitiendo que la opinión que defiendes es arbitraria, puesto que tú no has elegido tu fe sino que la has heredado. De haber nacido en otra familia defenderías una posición contraria y lo harías igualmente sin base alguna.

Brahma, Zeus u Odín te parecen seres imaginarios solamente porque tus padres te convencieron de que el único dios verdadero es el suyo. Nunca te has molestado en refutar que Ganesha existe. Sin embargo, cuando un ateo razona que tu dios es igualmente imaginario te niegas a aceptar cualquier razonamiento. Pareces que todavía no has descubierto que ya eres ateo frente a Odín, Zeus y tantos otros más; lo único que hemos hecho algunos es añadir uno más a tu lista de seres mitológicos. Tan sólo hemos ido un dios más allá.

Debo hacer una pequeña aclaración: lo que he dicho anteriormente no es la principal razón por la que yo particularmente he elegido ser ateo. Esto se debe a que es que en un mundo hipotético en el que absolutamente todo el mundo profesase la misma religión teísta el argumento que acabo de hacer ya no sería aplicable. Sólo sirve para intentar abrir la mente de un creyente que desprecia todas las demás religiones y, con suerte, hacer que sea un poco más tolerante.

A primera vista puede sonar hipócrita que un ateo militante hable de tolerancia, pero en realidad tiene sentido. Mi militancia no tiene como objetivo producir erradicar las religiones teístas, sino hacer ver a los creyentes lo arbitrario de su fe. Que se vuelvan ateos o no es simplemente un efecto secundario que no me desagrada.

En mi opinión, el argumento principal a favor del ateísmo se fundamenta en que cualquier creencia en un fenómeno sobrenatural es no-falsable. Es decir, que por muchas pruebas y evidencia que tengas, nunca podrás demostrar que es falsa. Por ejemplo, no puedes demostrar que los pegasos no existen. Tan sólo podrás decir que nadie los ha visto y que son implausibles evolutivamente.

Si no se puede nunca demostrar que una afirmación es falsa, entonces yo la rechazo por principio, porque el número de ideas no-falsables es infinita: gnomos, hadas, dioses varios, espíritus, etc. ¿Cómo elegir entonces en cual de ellos creer y en cuales no? ¿Qué criterio usar? No parece sensato simplemente creer que todo aquello que puedas imaginar es automáticamente cierto. Sin evidencia no hay conocimiento sino superstición.

El filósofo y matemático Bertrand Russell elaboró sobre esta idea en lo que se conoce como la tetera de Russell. Recomiendo mucho leer sobre el tema.

Con esto termino la entrada. Haré un esfuerzo para no volver a tratar el tema de las religiones teístas y de los fenómenos sobrenaturales en general. Creo que he dejado mi punto de vista muy claro y dudo que cambie en el futuro.