Rigel en Inglaterra

domingo, enero 06, 2008

Honestidad radical

No es un grupo de heavy metal. De ser así se llamaría "Hönestidad Rädkal" o algo parecido. Se trata de una corriente ideológica que se centra en ser rigurosamente sinceros.

Hace unos meses la descubrí por casualidad en un artículo de Esquire titulado "I think you are fat". Está muy bien escrito, es divertido de leer. Ehm... ¿lo has leído ya? Deberías.

Lo que lo distingue de la resabida enseñanza de "No mentirás" presente en el Octavo mandamiento cristiano y en el Noble camino óctuple budista es que sus seguidores no se limitan a no mentir. Se esfuerzan en decir lo que piensan en todo momento, por inapropiado que sea.

Por ejemplo, si estás hablando con alguien y lo que te cuenta no te interesa, le cortas con un simple "No te estoy prestando atención". En el artículo que enlacé al principio el periodista comenta que las reacciones de la gente no fueron tan graves como él se temía. Al principio se pueden sentir un poco incómodos pero al poco tiempo aceptan e incluso agradecen el ser tan claro.

Otro caso que me llamó la atención sucedió durante un desayuno de negocios en la que el periodista le dijo a la persona de enfrente algo así como "Me gustaría salir contigo si estuviera soltero. De hecho, hace un rato traté infructuosamente de verte las bragas por debajo de la falda". A eso le llamo yo ser directo. Aunque entiendo que al principio podría parecer un tanto agresivo, si todos fuésemos así de claros las relaciones sociales serían más distendidas y tendríamos una imagen más real de cómo piensa la gente de la calle.

Sé que estoy más salido que un balcón, pero tengo que contarlo. Recuerdo un día de prácticas con Gabriel y Patricia. Hacía calor y ella iba llevaba un suéter verde oscuro con una pizca de escote. En esto que estábamos discutiendo no-sé-qué de diseño y al cabo de un minuto Gabriel me dice: "Vamos fuera, que quiero fumar un pitillo". Al salir me aclara que el problema no es que quiera fumar, es que no puede prestar atención a la vez al escote de Patricia y al rollo de Java que yo estaba soltando. Yo, por supuesto, estaba igual de distraído.

Al cabo de unos minutos sale Patricia del laboratorio y nos pregunta si ya hemos acabado el pitillo y si vamos a volver, momento en el que Gabriel y yo nos sinceramos. Aunque Patricia protestó un poco porque realmente no llevaba nada provocativo, fue liberador llegar a un entendimiento mutuo. Patricia no volvió a venir con el mismo suéter y pudimos acabar las prácticas a tiempo ferpectamente.

Estoy tratando de predicar con el ejemplo y deciros a las viejas amistades la opinión que tengo de vosotros. Voy a aprovechar que estáis lejos y no me podéis pegar. Lo que viene a continuación es pura sinceridad sin aditivos.

Gabriel: ya te he dicho en privado que eres la persona más inteligente que he conocido; no está de más decirlo en público. María, en el poco tiempo que hemos hablado, también me ha parecido extraordinariamente inteligente. Tenéis la responsabilidad moral de tener descendencia para mejorar la raza humana. He dicho.

Laura: contigo he hablado menos, así que tengo más material.

1- Sólo leo tu blog cada 2-3 meses porque me gusta leer los artículos uno detrás de otro. Siento no comentar en ellos más a menudo, pero es que generalmente no tengo nada que añadir. Me fastidia pedirte disculpas.

2- Me quedé a cuadros cuando empezaste a salir con Calvaris. Siempre pensé que te gustaba Víctor.

3- Entiendo que te ilusionase que Google se fijara en ti. No le des mucha importancia: no hay tantos doctores en informática que es el perfil que ellos buscan. De los que llaman probablemente sólo cojan al 1%. Siento ser borde.

4- Eres una gran persona. (Sí, estoy tratando suciamente de compensar que los puntos anteriores eran negativos terminando con algo positivo). Hace años que te veo como una Lisa Simpson de carne y hueso, preocupada por los problemas sociales, siempre deseosa de aprender algo nuevo y tratando de lograr la armonía entre los que te rodean. ¿Sabías que Lisa es mi personaje favorito? *Guiño* *guiño*

Calvaris: inicialmente no me caías muy bien. No recuerdo por qué aunque imagino que no me gustaba que fueras tan vehemente dando tus opiniones. Sé que es estúpido que te critique por ello porque yo hago exactamente lo mismo. Tienes suerte de estar con Laura. Hacéis una pareja inusual pero veo que os queréis muchísimo.

Gulín: compañero, ¿qué hay que no sepas ya? Eres un salido, un juerguista y me caes de puta madre. Me jode que seas más inteligente que yo y que sepas desenvolverte tan bien por la vida aunque en el fondo eres bastante tímido.

Marcos: Te envidio profundamente: piensas jodidamente rápido y eres una de las personas más inteligentes que he conocido. Me lo paso pipa hablando contigo, entre otras cosas por tu brillante sentido del humor. Tu rapidez nos deja desarmados frente a tus punzantes contraataques dialécticos. Quiero creer que tienes la polla enana para compensar. ¡Ah! Y eres gilipollas por querer un BMW. (Aquí la regla de acabar con algo positivo me la he pasado por el forro porque no tienes tetas).

Yago: te agradezco infinitamente que ayudes a mis padres con sus ordenadores mientras yo cobardemente vivo lejos de ellos. Tienes una personalidad muy poco común. En otras palabras, eres raro y eso me gusta. Creo que no tardarás mucho en encontrar tu media naranja, que posiblemente tampoco será una persona muy corriente. No cambies; te queremos así.

José
: (Sé que no lees el blog, pero tengo la esperanza de que alguien te pase un enlace.) Estoy confuso. Por un lado eres mucho más inteligente que yo y por otro perdiste el tiempo infinitamente con el WOW. Ten sentidiño común: ¿qué es más importante, el maldito juego o tu futuro profesional? Las cosas no están precisamente fáciles para los informáticos en España. No sé si ya lo dejaste o diste un frenazo o qué.

Jose: Me alegra que te vayan bien las cosas en el trabajo. Me caes mejor cuanto mejor te conozco. Eres una de esas personas que no deja ver su mundo interior y me pregunto que hay detrás de la cortina de cinismo. Creo que estoy desbarrando. Ya paro.

Yo mismo: Este es mi blog, ¡no os sorprenderéis de que me mire al ombligo! Como si los blogs sirvieran para otra cosa...

Ante todo me considero un salido irremediable. Conozco gente que piensa que cuanto más restrictivos son los padres en cuanto al sexo, más salido será el hijo. Si eso es cierto me alegro de que mis padres siempre abordaban el tema con naturalidad. No quiero imaginarme qué clase de monstruo sería si encima estuviera reprimido.

Excepto por esto soy un tipo totalmente mediocre. Apenas lo bastante listo para sacarse la carrera (con dos años de retraso) a pesar de haber tenido todas las facilidades en casa. Sin embargo, esto no me ha impedido tratar toda mi vida a los demás con un aire de superioridad intelectual. Todos conocemos el refrán: dime de que presumes...

Siempre he querido ser más inteligente. Tampoco me quejaría si tuviera cinco centímetros más de polla. Mayu probablemente sí; a veces es mejor que no se cumplan tus deseos. Quizás ser más inteligente tampoco me haría más feliz...

¡Nah! Simplemente estoy tratando de engañarme a mí mismo. El mundo no se rige por leyes que garanticen un cierto equilibrio filosófico. Ser feo no te hace buena persona. Ser idiota tampoco te hace feliz.

Para compensar lo poco que valgo por mí mismo he nacido con mucha potra. A pesar de ser un ingeniero mediocre he tenido dos trabajos muy buenos. Además, y a pesar de ser un miserable friqui, he acabado con una persona dulce, cariñosa y que me quiere injustificadamente.

Si el mundo fuese justo yo estaría trabajando en una gestoría arreglando el buscaminas a un jefe inútil y enchufado. Menos mal que el mundo no es justo.

Tras este strip-tease emocional (Parrulo FTW) os animo a continuar vosotros. ¿Hay algo que siempre hayas querido decir pero nunca te has atrevido? ¡Es tu momento!

viernes, enero 04, 2008

Sueños lúcidos

De niño y hasta la adolescencia a menudo tenía lo que se llaman "sueños lúcidos". Esto es, sueños en los que era consciente de que estaba soñando. En cierto momento me cansé e intencionadamente dejé de tenerlos. El ser consciente durante parte de la noche (durante el periodo REM) me dejaba cansado a la mañana siguiente, o al menos eso es lo que creía.

Posteriormente he leído experiencias de otra gente, y es entonces cuando me he dado cuenta de la suerte que tenía. Por lo que parece no mucha gente tiene estos sueños. Incluso los que los tienen están bastante limitados en cuanto a lo que pueden hacer en ellos. Algunos afortunados tienen "poderes sobrenaturales" como los héroes de comic: dar grandes saltos, frenar la velocidad de las caídas, etc. Eso no es nada en comparación con lo que yo hacía. Literalmente controlaba cada aspecto del sueño.

Cuando me daba cuenta de que estaba soñando, si el sueño me parecía interesante lo continuaba, pero si quería soñar otra historia distinta empezaba de cero. ¿Caminar? Eso es para cuando estoy despierto; yo levitaba sistematicamente. Podía volar por las nubes, mover objetos con el pensamiento, teletransportarme, crear objetos de la nada o hacerlos desaparecer por arte de magia... pero lo interesante no eran las habilidades físicas sino las mentales. No sólo podía leer la mente de los demás sino también podía controlar sus pensamientos. Era como jugar un videojuego en modo Dios: al principio disfrutas haciendo lo que te viene en gana pero te aburre pronto porque no tiene dificultad alguna.

Otro tipo distinto de sueños, que creo que todos hemos vivido alguna vez, son los que nos afectan espiritualmente. Hay algo especial en algunos sueños que los desmarca del resto. Cuando te despiertas al día siguiente sabes que era uno de esos y te quedas pensando sobre su significado.

Alguien que conozco en ocasiones sueña que camina por un cementerio y en el sueño descubre que alguien va a morir. Según parece siempre acierta. Por supuesto yo sin pruebas no puedo creer que realmente pueda predecir que alguien va a morir; hay explicaciones racionales perfectamente plausibles. Sin embargo, poco importa que sea cierto o no, él cree que es así y esta certeza es lo que hace que estos sueños afecten su forma de ver la vida.

Hace muchos años tuve un sueño de estos especiales --nada que ver con muertos, afortunadamente. En su momento me afectó mucho emocionalmente. Fue muy breve: una mujer joven asiática a la que no le veía la cara cogía mis manos entre las suyas, y sin que ella dijera una palabra me sentí inundado de su cariño. En el sueño, no sé por qué, pensaba que ella era Hawaiiana aunque su piel era bastante clara. Me pasé días dándole vueltas a aquel sueño. Unos cuantos años mas tarde conocí a Mayu, a quien sus amigas le dicen que parece Hawaiiana. ¿Premonición? ¿Coincidencia? Yo creo que da lo mismo. No importa si los sueños son ciertos, lo que importa es el efecto que tienen en nosotros. Aquel sueño hace que vea a Mayu y a nuestra relación de otra manera.

Más cerca del presente tuve otro sueño curioso. Sucedió hará cosa de cuatro años, en un tiempo en el que yo ya raramente tenía sueños lúcidos. Es difícil poner palabras a una experiencia tan fuera de lo corriente, así que tendrás que ponerle un poco de imaginación.

No recuerdo la primera parte del sueño, aunque sí sé que era consciente de que estaba soñando. En cierto momento hice algún tipo de ejercicio de meditación y entonces sin quererlo me transporté a otro mundo.

A mi alrededor había unas ruinas con bajorrelieves que parecían de origen indio. El bosque que nos rodeaba estaba lentamente con el paso de los años conquistando lo que quedaba de ellas. Pertenecían, creo, a algún tipo de monasterio. En el centro había cuatro maestros/sacerdotes dando clase a un puñado de alumnos cada uno. Estos maestros claramente no eran humanos; tenían cuatro brazos y cabeza de elefante. Aunque nunca me ha interesado la mitología hindú debo reconocer que me parecen idénticos al dios Ganesha (ni sabía cómo se llamaba).

En este nuevo lugar mi percepción de la realidad era diferente. La mejor manera en la que puedo describirlo es decir que yo era consciente de todo aquello a mi alrededor. En la vida cotidiana cuando vas por la calle sueles prestar poca atención a lo que tienes alrededor. Generalmente estás pensando en otras cosas: lo que te dijeron por la mañana, el sitio a donde quieres ir, te preocupas por si llegas a tiempo, etc. Aquello era diferente: en vez de estar distraído con mil ideas yo simplemente observaba mi entorno. Mi cabeza estaba saturada de toda la información que me enviaban mis sentidos. Mis ojos veían, mis oídos escuchaban y mi mente simplemente captaba aquellas experiencias tal cual eran.

Cuando leo descripciones hechas por maestros budistas de lo que ellos llaman el Despertar o la Iluminación veo que lo que relatan es aquello que yo también vislumbré. Lamentablemente no pude estar allí mucho rato pues me sentía abrumado por la cantidad de información que recibía de mis sentidos.

Antes de ir, sin embargo, dejé una palabra escrita en una pared. Mi madre es budista y cree, entre otras cosas, que la gente puede comunicarse en sueños. Si es así y ella alguna vez visita ese lugar, le he dado instrucciones de que busque la palabra que escribí. Si da con ella y me la dice yo me convertiré al budismo.

Mientras tanto seguiré pensando que fue un bonito sueño y nada más.

De todas maneras reconozco que echo de menos la sensación que me produjo aquel lugar y por eso tratando de volver allí. Pensaba que me resultaría muy fácil volver a tener sueños lúcidos pero me está costando. Uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde.