Y ahora, con sillas
Siento no haberos tenido al corriente estos últimos días. No me apetecía nada escribir en el blog porque todavía no tenía sillas donde sentarme. Tenía el portátil en la moqueta y era la mar de incómodo de usar.
Podríais pensar que conseguir sillas debería de ser trivial. Vas a una tienda de muebles y eliges, ¿no? No. Para empezar, las tiendas de muebles están en el centro, también conocido como "lejos". Suponiendo que tuviesen sillas a precios razonables --la llamada "Hipótesis del Extranjero Ingenuo"-- tendría que encontrar una manera práctica de trasladarlas. Afortunadamente no hubo oportunidad. No sé de qué material están echas las posaderas de los ingleses, pero debe de ser muy delicado a juzgar por los precios de las sillas.
"Tendrá que haber un Ikea o algo parecido por aquí". Sí, en Milton Keines (a 60 Km). Arrastrar las sillas por la estación de tren era justo lo que necesitaba. Y suponiendo que tuvieran envío a domicilio a precios razonables, todavía tendría que ir ex profeso. No, no aceptan pedidos por Internet.
Al final di con un par de cadenas de muebles que sí aceptaban pedidos por internet. Tras buscar un poco di con algunos modelos que parecían cómodos, bonitos y (relativamente) baratos y se los enseñé a Mayu para que eligiese.
Hablando de la guapa de ojos rasgados, ¿sabéis que me tiene buscando cocedoras de arroz eléctricas? Quiere un modelo japonés moderno con un porrón de funcionalidades. No, si sólo cuecen arroz, lo de las funcionalidades es un poco exótico: utilizan lógica borrosa para estimar el tiempo de cocción dependiendo del tipo de arroz y del punto de cocción deseado. La dificultad de encontrar estos modelos es que al parecer no se fabrican para voltajes europeos (220~240V) por lo que haría falta un adaptador de corriente. Lo malo de esos adaptadores es que esencialmente desperdician la mitad de la energía que consumen. Mucho me temo que Mayu va a tener que conformarse con un modelo más sencillo. Yo personalmente me quedo con la olla de toda la vida que no se estropea ni aunque le des patadas.