Rigel en Inglaterra

sábado, mayo 16, 2009

Fin de semana largo

El lunes que viene es festivo en Canadá. No tenemos planes para este puente y el clima no ayuda: este año la primavera está remolona y todavía hace bastante frío. De hecho he tenido que sacar a los tomates del balcón porque lo estaban pasando mal.

Más noticias:
  • Mayu tiene algo de fiebre y está descansando. No parece nada serio.
  • Ayer vi Cashback, una peli que no sólo tiene desnudos gratuitos sino que también tiene un buen argumento y es divertida. Sólo por los desnudos merece la pena, por cierto.
  • Nos ha llegado el cheque con la devolución de Hacienda. Son casi tres mil dólares del ala; no es moco de pavo.
Sigo dándole vueltas a si comprar una cámara de fotos réflex. Tras mucho mirar veo que me saldría por casi mil dólares. Como cada vez que pienso en gastar pasta, la vocecita de la conciencia me pregunta si no sería mejor darle otro uso. Puta vocecita de la conciencia; si la cojo la estrangulo estilo los Simpsons.

No sé qué hacer. Gastarme una pasta para sacar cuatro fotos desenfocadas en blanco y negro de un trozo de papel arrugado me parece una estupidez. Lo cual no quita que me apetezca hacerlo. Alternativamente podría alquilar una cámara, pero sé que no sería lo mismo. Las compulsiones humanas son bien raras.

Encima de este batiburrillo oigo a la vocecita budista que me dice que debería limitarme a observar el deseo de comprar la cámara y tratar de comprenderlo mejor. Empiezo a pensar que todas las vocecitas merecen el patíbulo.

Tras este monólogo Smeagol-Gollum os dejo. Agradecería sugerencias sobre si comprar la cámara, mandar la pasta a la Cruz Roja o qué hacer.

Actualización: Mayu se pasó el sábado y el domingo durmiendo como una marmota para recuperarse; creo que no exagero si digo que durmió dieciocho horas diarias dos días seguidos. Esta mañana insistí y me puse pesado para que saliera conmigo a dar un paseo. Tras mucho gruñir y quejarse terminó cediendo de mala gana.

Al salir estaba con el ceño fruncido, a medio paseo estaba normal y poco después estaba ya de buen humor y riéndose. Sucedió exactamente como me imaginaba; la conozco como si la hubiera parido. Esta tarde está ya completamente recuperada :)

sábado, mayo 09, 2009

Por qué no deberías estar tan seguro de tu dios

En esta entrada intentaré explicar el razonamiento que me parece más efectivo en sembrar la semilla de la duda en un creyente. Es sencillo, no se limitan al cristianismo y quiero dejarlo por escrito como referencia en el futuro. No se basa en ideas originales, pero que yo recuerde nunca las he visto escritas y enlazadas de esta manera.

El razonamiento comienza así: los niños criados por cristianos tienden a ser cristianos de adultos; igualmente, los niños criados por hindúes tienden a ser hindúes de adultos. Según un estudio que se realizó hace unos años en Gran Bretaña, once de cada doce personas continúan la religión de sus padres, y este hecho no depende de la religión en particular profesen los padres. Dicho de otro modo: la gran mayoría de la gente no elige su religión sino que la hereda de sus progenitores.

¿Cómo puedes estar tan seguro de que la religión de tus padres es la única verdadera y todas las demás están equivocadas? De haber nacido en otra familia entonces casi con certeza seguirías una religión distinta. Por tanto, en el instante en el que defiendas tu opinión basándote no en hechos sino en tu fe estás admitiendo que la opinión que defiendes es arbitraria, puesto que tú no has elegido tu fe sino que la has heredado. De haber nacido en otra familia defenderías una posición contraria y lo harías igualmente sin base alguna.

Brahma, Zeus u Odín te parecen seres imaginarios solamente porque tus padres te convencieron de que el único dios verdadero es el suyo. Nunca te has molestado en refutar que Ganesha existe. Sin embargo, cuando un ateo razona que tu dios es igualmente imaginario te niegas a aceptar cualquier razonamiento. Pareces que todavía no has descubierto que ya eres ateo frente a Odín, Zeus y tantos otros más; lo único que hemos hecho algunos es añadir uno más a tu lista de seres mitológicos. Tan sólo hemos ido un dios más allá.

Debo hacer una pequeña aclaración: lo que he dicho anteriormente no es la principal razón por la que yo particularmente he elegido ser ateo. Esto se debe a que es que en un mundo hipotético en el que absolutamente todo el mundo profesase la misma religión teísta el argumento que acabo de hacer ya no sería aplicable. Sólo sirve para intentar abrir la mente de un creyente que desprecia todas las demás religiones y, con suerte, hacer que sea un poco más tolerante.

A primera vista puede sonar hipócrita que un ateo militante hable de tolerancia, pero en realidad tiene sentido. Mi militancia no tiene como objetivo producir erradicar las religiones teístas, sino hacer ver a los creyentes lo arbitrario de su fe. Que se vuelvan ateos o no es simplemente un efecto secundario que no me desagrada.

En mi opinión, el argumento principal a favor del ateísmo se fundamenta en que cualquier creencia en un fenómeno sobrenatural es no-falsable. Es decir, que por muchas pruebas y evidencia que tengas, nunca podrás demostrar que es falsa. Por ejemplo, no puedes demostrar que los pegasos no existen. Tan sólo podrás decir que nadie los ha visto y que son implausibles evolutivamente.

Si no se puede nunca demostrar que una afirmación es falsa, entonces yo la rechazo por principio, porque el número de ideas no-falsables es infinita: gnomos, hadas, dioses varios, espíritus, etc. ¿Cómo elegir entonces en cual de ellos creer y en cuales no? ¿Qué criterio usar? No parece sensato simplemente creer que todo aquello que puedas imaginar es automáticamente cierto. Sin evidencia no hay conocimiento sino superstición.

El filósofo y matemático Bertrand Russell elaboró sobre esta idea en lo que se conoce como la tetera de Russell. Recomiendo mucho leer sobre el tema.

Con esto termino la entrada. Haré un esfuerzo para no volver a tratar el tema de las religiones teístas y de los fenómenos sobrenaturales en general. Creo que he dejado mi punto de vista muy claro y dudo que cambie en el futuro.

viernes, mayo 01, 2009

Cataratas del Niágara

Ayer pasamos el día entero en las Cataratas del Niágara. Hay un tren que va desde Toronto hasta allí y luego continúa todo el camino hasta Nueva York. Sorprendentemente para bastante a menudo y va despacito. Se tarda unas dos horas en llegar hasta las cataratas desde la estación central de Toronto. Una vez llegas te sorprende lo chiquitina que es la estación de tren. Además, cuando sales no ves ni una indicación de en qué dirección están las cataratas. Afortunadamente miré el mapa antes de salir de casa y no tuve problemas en guiar a la guapa que me acompañaba.

El paseo desde la estación hacia las cataratas remonta el curso del río durante unos cuatro kilómetros. Los tres primeros son muy agradables porque la calle que bordea el río está plagada de pensiones familiares muy pintorescas y bien cuidadas. Cuando las cataratas son ya visibles te encuentras con un horror de explotación comercial masiva que desprecia la belleza natural del lugar. Afortunadamente no tienes por qué mirar al espanto de casinos, torres y hoteles gigantescos.

Las cataratas están divididas en dos secciones. La primera es perpendicular al río y de perfil recto. La segunda es la más conocida; tiene forma de herradura y es corta al río transversalmente. Desde el lado estadounidense las vistas son muy malas debido a la forma y la posición de las cataratas, pero desde el lado canadiense se disfrutan en su plenitud. Hay un par de puentes por los que puedes cruzar la frontera si quieres.

Entre los visitantes vimos a una pareja de Mennonitas vestidos de la manera tradicional. Nos aclararon que no son Amish, aunque no hay grandes diferencias.

Os dejo con las fotos, que hablan por sí mismas. La impresión que producen es igualita a cuando estás allí en persona, con el único matiz de que no oyes el rumor de las cataratas, que resuenan como un trueno ininterrumpido. Un comentario: las cataratas apuntan hacia el suroeste, por lo que al intentar hacer fotos tendrás que pelearte con el contraluz. Aborrezco los flash, pero no tuvimos más remedio que usarlo en varias fotos.